Algunas consideraciones

  • Del total de defunciones en el Uruguay las ECV siguen siendo la primera causa de muerte global representando el 25,1% del total de defunciones.

  • En el año 2018 la mortalidad por ECV aparece como la segunda causa de muerte en el sexo masculino, siendo el cáncer la primera causa.

  • A partir de los 35 años de edad la ECV siempre se encuentra entre las primeras tres causas de muerte.

  • La mayor carga de mortalidad por ECV se da en individuos mayores de 75 años.

  • La mortalidad prematura (de 30 a 69 años de edad) por ECV presenta una tendencia decreciente.

  • Dentro de las ECV las dos primeras causas son la enfermedad cerebrovascular y la enfermedad isquémica del corazón, la mortalidad prematura por estas patologías viene disminuyendo. Entre el año 2005 y 2017 la tasa de mortalidad por enfermedades cerebrovasculares es mayor que la tasa de mortalidad por enfermedades isquémicas del corazón. Para el año 2018 esta relación se invierte.


Las ECV siguen siendo la primera causa de muerte en nuestro país y en el mundo. La evolución de la mortalidad por ECV viene disminuyendo a nivel mundial y nuestro país acompaña esta tendencia.

La mortalidad prematura por ENT es un problema de salud pública evidenciado en parte por los AVP que generan. Según el informe ENT OMS 2018 el número de defunciones prematuras a nivel mundial ha aumentado en el período 2000-2015. Sin embargo, la probabilidad de morir por alguna de las 4 ENT está disminuyendo. Esto se debe principalmente a dos factores: una creciente población de 30 a 69 años y una reducción de la mortalidad en dos ENT: ECV y enfermedades respiratorias crónicas. (OMS 2018)

Nuestro país muestra un comportamiento similar, observándose una reducción de la mortalidad precoz por ECV. Si tomamos como línea de base la mortalidad por enfermedades isquémicas y enfermedad cerebrovascular de 30 a 69 años en 2009, se observa una reducción de aproximadamente 15 % de las enfermedades isquémicas y 25 % de la enfermedad cerebrovascular. Esta reducción cumple con el objetivo estratégico de disminuir la carga prematura de mortalidad por ECV establecida en los objetivos sanitarios nacionales 2020 (MSP 2015).

De este informe se desprende que los AVP por cáncer y ECV continúan siendo un problema de salud pública, con las consecuencias individuales, sociales y económicas que esto implica.

Es en este sentido que las políticas públicas tendientes al control de las ENT cobran jerarquía y resultan una herramienta útil para combatirlas.